El poder abasí llegó a su apogeo. Harún (Aaron el Justo, Califa de Bagdad en el 786 dC.) atacó repetidamente Asia Menor, pero siempre, al parecer, en respuesta de alguna agresión del Imperio Bizantino. Después de una de éstas agresiones, Harún escribió una famosa y breve réplica al emperador bizantino: “He recibido tu carta hijo de un infiel, y no oirás mi respuesta, la verás”. (El Cercano Oriente, Isaac Asimov).


domingo, marzo 03, 2013

Los espectros


Andreiev, Leónidas. Los espectros. Espasa-Calpe Argentina. Buenos Aires, 1952. 

 

Leónidas Andreiev (Oriol, 1871- Kuokkala, 1919).  Narrador y dramaturgo ruso contemporáneo. Se licenció en Derecho por la Universidad de Moscú en el año 1897, aunque ejerció de letrado durante escaso tiempo. Su dedicación a la literatura fue a tiempo completo desconociéndose otros quehaceres para ganarse el sustento. No obstante, está demostrada su involucración en los acontecimientos de la “Revolución de 1905”, que llevó al establecimiento de una Monarquía constitucional en Rusia. Participó como alentador ideológico, al menos en su momento inicial, ya que pronto se desvinculó del mismo, desilusionándose tras los excesos cometidos por los bolcheviques.

Tanto su prosa como sus obras de teatro se adscribieron al movimiento más transgresivo de su tiempo: el Expresionismo. Abarcando todo el campo de las Artes, el principio de la nueva corriente se fundamentaba en la búsqueda y descripción de los sentimientos del Ser Humano. 

Predominan en la obra de Andreiev, personajes con una carga existencial compleja cómo ladrones, dementes, prostitutas y psicópatas; que se adecuan excelentemente a los propósitos del autor: ver y explicar el mundo a través de sus ojos.

Aunque resulte paradójico, en su escritura influyeron también las grandes firmas del realismo ruso[1], autores como Chejov, Dostoievski y Tolstoi.

Sus relatos más célebres fueron Había una vez (1901), La risa roja (1905) y Los siete ahorcados (1908). Aunque le procuraron fama por todo el país,  el gran salto lo dio a partir de 1914, cuando sus trabajos dirigidos al escenario traspasaron fronteras: La vida del Hombre (1908) o El que recibe las bofetadas (1914).

Bajo el título de Los espectros, se haya una muestra del más genuino Andreiev, cuatro relatos y dos dramas, uno trágico y otro satírico, que transportan al lector a la conciencia de diferentes hombres y mujeres que habitaron en muy diversos lugares y momentos.

Los espectros: dónde se retrata la visión del mundo que poseen varios pacientes de un sanatorio situado en un remoto confín de Rusia.

El honor: drama pasional que tiene lugar por el obcecado orgullo de un Conde, que se toma las acciones de su Rey como afrentas personales.

Cristianas: una prostituta se confiesa atea ante la incredulidad del Tribunal que le está tomando declaración, sumiéndoles en un estado de perplejidad e ira, pues no consiguen que esta recupere su fe en Dios.

Ben Tovit: en el día de la Crucifixión de Cristo, a un judío sólo le preocupa su dolor de muelas.

Un hombre original: embriagado por el alcohol, un empleado se jacta ante sus colegas de su preferencia por las mujeres de color. Broma que se convertirá en una verdad fingida que deberá de asumir delante de su jefe y resto de paisanos porque ello le perpetúa alabanzas y promoción social. Incapaz de retractarse, su fingimiento le aboca a la perdición. 

No hay perdón: La obsesión de un profesor ruso por conocer cuáles son las ocupaciones  extraescolares de  una de sus discípulas, de quién sospecha que es revolucionaria, le lleva a un proceso autodestructivo dónde asume el papel de espía; perdiendo con ello su verdadera identidad.

Las bellas sabinas: episodio mítico de la Historia de Roma conocido como  “El Rapto de las Sabinas”, dónde Andreiev  ironiza sobre el comportamiento moderado de los sabinos, que pretenden recuperar con el derecho lo que han perdido mediante el uso de las armas.


[1] Con principio radicalmente opuestos, el Realismo pretende reflejar lo más fiel y detalladamente posible la realidad, lo natural. El peso de esta corriente literaria fue enorme en la Rusia de finales del XIX y principios del XX.

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