Cicerón, Q. T. Breviario de campaña electoral (Commentariolum petitionis). Trad. Alejandra de Riquer. Quaderns Crema. Barcelona, 1993.
Quinto Tulio Cicerón (Arpinum 102-Roma 43 aC). Hermano del gran orador y jurista
romano Marco Tulio Cicerón. Ejerció la magistratura de legado para Julio César
durante su campaña en las Galias (53-52 aC) y bajo órdenes fraternas en Cilicia
(51 aC). Durante la Guerra Civil se posicionó a favor del bando pompeyano, pero
la política de amnistías propiciada por César así como la pretérita amistad
habida entre ambos le salvó de su ejecución. No tuvo la misma
suerte durante el Segundo Triunvirato (43 aC) cuando Marco Antonio puso precio
a su cabeza. Habiendo sido atrapado y sentenciado uno de sus hijos, Quinto
Tulio se entregó a las autoridades tratando de conmutar la condena con su vida.
Petición que fue desatendida, acabando padre e hijo en el patíbulo. Escribió
cuatro tragedias en griego y un poema sobre la guerra gálica aunque todo ello
se ha perdido. La mayor parte de su correspondencia tampoco se conserva pero
ha sobrevivido al paso del tiempo una epístola dirigida a su hermano menor Cicerón
llamada Commentariolum petitionis. Se
trata de un manifiesto electoral dónde se vierten una serie de consejos para
obtener el triunfo en la campaña consular, siendo todos los aspectos
transmutables y tan válidos para el mundo de hoy como lo fueron hace dos mil
años.
I-Encomienda a su hermano a granjearse el apoyo de la juventud para
culminar con éxito su carrera política hacía el Consulado; al tiempo que le exhorta a no olvidar su
condición de homus novus o advenedizo
de la clase ecuestre romana; realidad por
la que sus adversarios políticos van a menospreciarle ad eternum.
II-Le recuerda cómo sus rivales, la gente de alcurnia, es por definición
tan corrupta como Catilina[1],
porque llevan tantos siglos a cargo del Senado y del ejercicio del poder que lo
consideran como propio.
III-Sólo su valía le mantendrá alejado de los vicios de la nobleza.
La oratoria y el estudio serán las armas fundamentales para vencerlos a todos.
IV-Sus aspiraciones políticas serán siempre vistas con recelo por los que
ya gobiernan, poniéndole todas las trabas inimaginables para impedir que las
alcance.
V-Para la consecución de la candidatura pública debe de ganarse el favor
popular, el de la plebe, sobre todo el de aquellos líderes de la gens[2].
VI-Sus votantes son de tres tipos: los beneficiados (por su proyecto
político), los expectantes (aquellos que esperan obtener prebendas a largo plazo) y
los incondicionales (que seguirán con ciego fervor a su persona sin
pedir nada a cambio).
VII-El período electoral da paso a encuentros que otrora serían difíciles
de suceder. Hecho demostrado que hoy en día aludimos con la expresión “la
política hace extraños compañeros de cama”. Únicamente aquellos que gozan de
fama excelsa, como Pompeyo o César, obtienen el voto de la multitud; el resto
de mortales debe de negociar con las diversas facciones para granjearse
un sostén amplio.
VIII-Agasajar la vanidad de senadores, caballeros, patriarcas de la plebe y
provincianos llamándoles por su nombre pero sin extasiarse en su empeño, so
pena de parecer un vulgar nomenclátor[3].
IX-Mostrarse públicamente y de forma habitual por el Campo de Marte y en el
Foro de la ciudad. Presionar para que seguidores suyos frecuenten éstos lugares
de día y de noche.
X-Sus opositores serán de tres tipos: los perjudicados (por sus medidas), los
que recelan sin motivo aparente y los que son partidarios de los adversarios
políticos (algunos de los individuos de éstos dos últimos grupos serán
susceptibles de cambiar de bando mediante concesiones).
XI-Adular al pueblo, exagerar sus esfuerzos y dilapidar el patrimonio en su
regocijo es indispensable para ganar su voluntad.
XII-Jamás debe de negarse a nada; tan sólo prometer, porque la promesa es
intemporal y perenne.
XIII-Le pone como ejemplo a emular la campaña victoriosa de Pompeyo en las
elecciones a Cónsul del año 75 aC, en dónde hizo de la promesa su caballo de
batalla. Debe además de difamar al rival cuando haya oportunidad de hacerlo pero sólo si dichas acusaciones sean verosímiles. Sobre todo en casos
de soborno o violencia.
XIV-No olvidar el escenario dónde se desarrolla su campaña. En Roma
convergen la traición, el engaño, la arrogancia, la obstinación, la envidia y
el odio. Sólo la prudencia le mantendrá alejado de éstos gravísimos vicios
humanos, que no cesarán de cortejarle.
[1] Senador romano de carácter depravado que
dio un golpe de Estado fallido en el año 63 aC.
[2] Tribus, sistemas familiares y clientelares
en los que se organizaba el pueblo. El apoyo de uno de éstos patriarcas era
vital, porque su decisión se imponía a sus subordinados.
[3] Esclavo cuya función era recordar el
nombre de los clientes a sus patronos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario